Me imagino que si se si le hubiese pedido a los participantes que se desconectaran por una semana tendríamos un cuadro de síntomas mucho más serio. Pero también es posible que después de un tiempo aprenderían a vivir sin tecnología y encontrarían otros placeres para curar la dependencia a Internet y otras tecnologías como se muestra en las expresiones de participantes que comenzaron a darse cuenta de los beneficios de “desenchufarse”:
“Without media, I found out that there are people around me.”
“I interacted with my parents more than the usual. I fully heard what they said to me without being distracted with my BlackBerry. I helped to cook and even to wash the dishes.”
“I have legs, which I now believe are underestimated as a social tool, as they allowed me to go and see people and communicate with them wirelessly.”
“Spending 24 hours without any media turned out to be difficult in some ways and at the same time kind of liberating. Instead of all these ‘media things,’ I had more free time for many generous things. Reading a book, jogging, just walking through a park and listening to the birds and watching around what are people doing.”
Así que como parte de lo que se ha llamado “sabiduría 2.0” hay que aprender a desconectarnos y desenchufarnos para que como los participantes de la historia de José Luis González volvamos a ser gente.
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